Tiempo de Gracia

El Fundamento de Nuestra Vida

La fe cristiana es más que un simple conjunto de creencias. Es el pilar que sostiene nuestra vida, el fundamento sobre el cual construimos nuestra relación con Dios y la manera en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Para los creyentes, la fe es una conexión viva con el Creador, una fuerza que nos impulsa a avanzar, incluso en los momentos más oscuros.

La Biblia describe la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Este concepto nos invita a vivir confiando en las promesas de Dios, aún cuando no podamos ver el resultado inmediato. La fe nos enseña a esperar con esperanza y a caminar con confianza, sabiendo que, aunque no entendamos todo lo que sucede a nuestro alrededor, Dios tiene el control.

La Fe Como Un Acto de Confianza

La verdadera fe no se trata de comprenderlo todo, sino de confiar en que Dios tiene un propósito más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. En nuestra vida cotidiana, enfrentamos incertidumbres y desafíos que a menudo nos hacen dudar. Sin embargo, es en esos momentos cuando nuestra fe se pone a prueba y, a su vez, se fortalece. El apóstol Pablo nos recuerda que “andamos por fe, no por vista” (2 Corintios 5:7), lo que significa que, aunque nuestros ojos físicos no puedan ver la solución, nuestra fe nos lleva a confiar en que Dios ya ha provisto una salida.

Un claro ejemplo de esta confianza lo vemos en la historia de Abraham, quien fue llamado a salir de su tierra sin saber a dónde iba. Su fe no estaba basada en las circunstancias, sino en la promesa que Dios le había dado. Y aunque el cumplimiento de esa promesa tardó muchos años, Abraham se mantuvo firme, creyendo que Dios era fiel. Esta misma confianza es la que se nos invita a desarrollar en nuestra propia vida.

La Fe Nos Conduce a la Obediencia

La fe cristiana no es pasiva, sino que nos mueve a la acción. Santiago nos enseña que “la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17). Esto significa que la fe auténtica produce frutos visibles en nuestra vida. No se trata solo de creer en Dios, sino de vivir conforme a esa creencia, obedeciendo sus mandamientos y reflejando su amor en nuestras acciones.

Cuando ponemos nuestra fe en práctica, estamos demostrando nuestra confianza en que los caminos de Dios son mejores que los nuestros. A veces, obedecer a Dios puede parecer contrario a la lógica humana o incluso incómodo, pero es en esos momentos cuando nuestra fe se profundiza. Un corazón dispuesto a obedecer es un corazón que ha entendido que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).

La Fe en Medio de las Pruebas

Es fácil tener fe cuando todo va bien. Pero, ¿qué sucede cuando enfrentamos dificultades? La Biblia nos enseña que las pruebas no solo son inevitables, sino necesarias para fortalecer nuestra fe. Santiago 1:3 nos dice que “la prueba de vuestra fe produce paciencia”, lo que significa que las dificultades nos enseñan a perseverar y a confiar más profundamente en Dios.

Un ejemplo bíblico que refleja esta realidad es la historia de Job. A pesar de haber perdido todo, su fe permaneció inquebrantable. Aunque no entendía el porqué de su sufrimiento, eligió confiar en Dios y declarar: “Aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). Este tipo de fe es la que nos llama a desarrollar: una fe que no depende de las circunstancias, sino de la convicción de que Dios es bueno, incluso en medio del dolor.

La Fe Como Fuente de Esperanza

La fe cristiana está intrínsecamente ligada a la esperanza. Sabemos que, a pesar de las dificultades, Dios tiene un plan y un propósito para nuestras vidas. Romanos 8:28 nos asegura que “todas las cosas ayudan a bien, a los que aman a Dios, a los que conforme a su propósito son llamados”. Esta promesa nos da la esperanza de que, aunque atravesemos tiempos difíciles, Dios está trabajando en nuestro favor.

La fe nos permite mirar más allá del presente y fijar nuestra mirada en las promesas eternas de Dios. Nos recuerda que nuestra vida no se limita a lo terrenal, sino que tenemos una esperanza eterna en Cristo. Esta perspectiva cambia la manera en que enfrentamos la vida diaria. Nos da una fortaleza que no proviene de nuestras propias fuerzas, sino de la certeza de que Dios está con nosotros.

Vivir Una Fe Activa

Vivir una vida de fe significa confiar plenamente en Dios, obedecer su Palabra y perseverar, incluso cuando no entendemos todo lo que sucede a nuestro alrededor. La fe nos invita a caminar con confianza, sabiendo que Dios es fiel para cumplir sus promesas. No se trata de vivir una vida sin problemas, sino de vivir con la seguridad de que Dios está con nosotros en cada paso del camino.

Hoy más que nunca, necesitamos una fe que nos sostenga en los tiempos de incertidumbre. Una fe que no se tambalee ante las adversidades, sino que nos impulse a seguir adelante, confiando en que Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas.

1 comentario en “El Fundamento de Nuestra Vida”

  1. Es un maravilloso comentario de la fe verdadera, basada en la palabra de Dios con énfasis en las promesas hechas a los fundadores y también a nosotros los creyentes fuera del pueblo de Jacob.
    Es también pertinente decir que la fe está basada solo en la palabra de Dios, no en los hechos que hacemos por fe, que por supuesto debemos hacerlos, nos justifica Jesucristo y a nosotros nos toca solo creer lo que el hace por nosotros.
    Gracias Gustavo por tan hermosa meditación.

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