Luis Felipe y Rebeca Aldana

Somos Luis y Rebeca Aldana, una pareja ministerial de la Iglesia Evangélica El Buen Pastor en Barquisimeto, Venezuela. A lo largo de más de dos décadas, hemos servido en el ministerio infantil y juvenil de Oansa (Awana) y en diversas áreas dentro de nuestra iglesia, compartiendo la pasión por enseñar la Palabra de Dios y discipular a las nuevas generaciones.

Mi jornada espiritual comenzó a los 6 años, cuando fui invitado a las Escuelas Bíblicas Vacacionales de mi iglesia. Sin embargo, no fue hasta los 11 años que realmente conocí al Señor, gracias a un programa llamado Oansa, dirigido por una pareja de hermanos en la fe, Miguel e Hilda Montilla. Este programa transformó mi vida. A través de la memorización de las Escrituras, juegos y compañerismo, encontré una comunidad sólida que no solo me formó como cristiano, sino que también me permitió, ya a los 13 años, empezar a servir como ayudante en el mismo ministerio que me había discipulado.

Con el paso de los años, continué mi servicio en Oansa, asumiendo múltiples responsabilidades, desde maestro hasta director de áreas. Mi pasión por el ministerio creció cuando en 2005 el pastor y director de Oansa en Venezuela, Honorio Hernández, me invitó a formar parte del equipo de Misioneros Voluntarios (MV). Este rol me permitió expandir el ministerio a nuevas iglesias, entrenar maestros y llevar el mensaje de Cristo a más niños y adolescentes. Mi corazón por el discipulado se fortaleció al ver a muchos de estos jóvenes crecer y servir en sus propias iglesias.

Fue en uno de estos viajes ministeriales que conocí a Rebeca Medina, quien servía como líder de Oansa, música y jóvenes en su iglesia local en Ciudad Ojeda. Después de un tiempo de noviazgo, nos casamos en 2017 y comenzamos nuestra vida juntos en Barquisimeto, donde seguimos sirviendo al Señor. A pesar de los desafíos, como la pérdida de nuestro primer embarazo y las crisis que atravesaba Venezuela, Dios ha sido fiel con nosotros. Nos ha permitido seguir adelante, confiando en Su plan y en las bendiciones que vendrán.

Uno de los momentos clave en nuestra vida ministerial ocurrió durante la crisis económica y social de Venezuela. Pensamos en dejar el ministerio Oansa debido a las dificultades logísticas y financieras, pero Dios tenía otros planes. Nos llamó a través del hermano Owal García para participar en un nuevo proyecto, Redes de Awana, lo que resultó en una revitalización del ministerio, permitiéndonos continuar el trabajo de evangelismo y discipulado en todo el país. Esto reafirmó nuestro llamado, mostrando que, aunque las circunstancias fueran difíciles, el Señor nunca nos abandonaba.

Hoy, mi esposa y yo continuamos sirviendo con pasión en nuestra iglesia local. Ella es directora del ministerio de música, mientras que yo coordino el ministerio infantil. Además, soy el coordinador de la Alianza Pastoral Lara, una red de trabajo que abarca más de 100 iglesias en nuestra región, y nuestra meta es alcanzar 250 iglesias para el año 2030. El Señor nos ha llamado al ámbito pastoral, y estamos preparándonos para cumplir Su propósito en nuestras vidas y en la comunidad cristiana.

La Palabra de Dios ha sido nuestro ancla durante todo este tiempo. Para mi esposa, Éxodo 14:14 es un recordatorio de que el Señor siempre pelea nuestras batallas. Para mí, Colosenses 3:23-24 me recuerda que todo lo que hacemos debe ser para el Señor, con pasión y sin reservas, porque nuestra recompensa viene de Él.

Agradecemos a todos los hermanos que han orado, aconsejado y apoyado nuestro ministerio. Sin duda, todo ha sido para la gloria de Dios, y seguimos confiando en que Él continuará usando nuestras vidas para expandir Su reino.

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